La violinista que soñaba con Perú
Leticia Muñoz Moreno, consagrada violinista española-peruana, tocará por primera vez en Perú
Para llegar a ser un gran violinista hay que empezar pronto. De preferencia, cuando los músculos apenas han registrado la manera de asir un biberón. Leticia (casi siempre Muñoz Moreno y Moreno a secas en los países sin eñe) empezó a los 2 años 9 meses con una viola de gamba. En ese entonces, los Muñoz Moreno vivían en Boston. Su padre, peruano directivo de una empresa de tecnología, y su madre, española estudiante de Harvard, la matricularon en una clase de socialización. La profesora, alertó a la madre de que la niña era sensible a las cuerdas. Así, el violín se convirtió en su primera muñeca: jugaba con él, lo disfrazaba y a los seis años, cuando normalmente los niños quieren ser astronautas, bomberos o carteros, ella decidió que de grande sería violinista.
Hoy, a sus 28 años, Leticia pide un café y una cañita que utilizará para sorber el líquido. Sus manos no parecen destinadas a lo prosaico: abrir una puerta, cortar un limón, montar bicicleta o coger una taza de café. Las mueve constantemente al hablar, orquestan sus palabras mientras hace un breve repaso por una trayectoria deslumbrante. Leticia ha sido designada Echo Rising Star por la Comunidad Europea y la temporada que viene pisará los 20 auditorios más prestigiosos del continente. Ha sido galardonada con los Premio Príncipe de Girona, H. Szeryng, Concertino Praga, Novosibirsk, Sarasate o Kreisler donde fue aclamada por la crítica por su “interpretación sin precedentes del Concierto de Shostakovich Op. 99”.
Estamos a pocas cuadras de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, donde inició sus estudios a los 12 años. Para ello tuvo que dejar el colegio y tomar clases en casa: los viajes y los conciertos le impedían seguir llevando la vida que le correspondía a su edad.

Foto: Elena Guerrero
¿Qué le robó la música? ¿Una infancia? ¿Discotecas? ¿Vacaciones en la playa? Todo. “Tal vez no fue la juventud idónea pero yo elegí ese camino, yo necesitaba pasar muchas horas con el instrumento, conocerlo, mantenerme en forma porque también es algo muy físico. A lo mejor en la pubertad uno es más proclive a la frustración pero siempre había una fuerza que me hacía seguir, una pasión”.
Musicalmente, la lengua materna de Leticia es la rusa. Se formó con maestros como Rostropovich, su mentor, de quien recuerda unos ensayos maratónicos. Aunque repetir una nota hasta la extenuación, dice, era y sigue siendo lo de menos. Es la exigencia, la severidad, la presión psicológica lo que más desgasta. Mantenerse en forma como un deportista de élite y cuidar de su violín (un Nicola Gagliano de 1762) tanto como a su hijo forman parte de su naturaleza. Ni siquiera lo piensa. Se siente afortunada. “La música es algo que se mete dentro de ti, las vibraciones sonoras incluso te tocan y vivir envuelta en una obra de arte es indescriptible. En estas obras están plasmadas tantas vivencias, pasiones y tragedias que poder vivirlas es como atravesar un océano”.
El crítico de música Alex Ross dice que las palabras “música clásica” son una obra maestra de la publicidad negativa, que condena la música a algo serio, aburrido, elitista y que requiere de una superioridad intelectual para comprenderla. Como Ross, Leticia también es consciente de las reticencias que puede generar la música que interpreta y por eso busca captar nuevos públicos: devolverle a la vida lo que aprendió de sus maestros enseñándole a nuevos valores, ofrecer conciertos, grabar discos con repertorios rescatados del olvido, contar su experiencia o compartir su amor por una música que a personas de su edad les puede resultar galáctica. Le encantaría poder hacer todo eso en un país que también siente suyo, del que su padre y su abuela tanto le han hablado, el Perú con el que sueña desde niña, el que ha explorado en fotos y una vez alcanzó a ver desde la orilla boliviana del lago Titicaca. Le hubiera gustado llegar antes, siempre tuvo al Perú en mente, pero, ¿cuándo? Nunca podía. Desde el principio de los tiempos, primero estuvo el violín.
Leticia Muñoz Moreno ofrecerá 3 conciertos en Perú. El 16 de agosto se presentará en Cusco, el 23 en Lima y el 29 en Arequipa.